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La educación es el único camino para salvar el planeta.

Por: Erika Llamosa

Para acercarse al verdadero equilibrio, debemos hablar de lo negativo. De lo contradictorio que se anida en las estructuras de nuestras sociedades y en nuestra singularidad. Es imperativo reconocer dichos factores negativos como parte natural y casi fundamental de nuestro entorno y de la existencia en si misma. La habilidad está, en no abordar desde la critica o la inconformidad dichos factores, sino desde la reflexión.

La reflexión es un pensamiento analítico que nos conduce hacia una acción, por lo general nos enruta hacia el cambio, hacia la resolución, hacia la consciencia, por tanto, reflexionar es uno de los ejercicios más poderosos, más útiles y productivos, más humanos y probablemente el de más aporte.

Estamos en un punto, en donde evadir conversaciones o discursos esenciales nos priva de la evolución, nos deja de generación en generación inmóviles y vertidos en cánones, métodos y tradiciones obsoletas e iletradas.

Entonces, partiendo desde la reflexión hablemos de “educación”.

Podemos dividir en dos el abordaje, uno, desde el ámbito de la educación que surge de forma autodidacta desde la inquietud y la consciencia y dos, de aquella educación que se recibe y se recoge desde la institución.

Las nuevas generaciones, de alguna manera se han sacudido de los prejuicios con los que crecieron otras, se ha apartado de métodos primitivos, entiendo que muchos de ellos no están diseñados para la conservación sino dirigidos hacia la extinción. Las nuevas generaciones han evolucionado, entendiendo que la educación no es solo sumar y restar dentro de un aula, no es solo una cuestión de modales; básicamente, la educación es el único camino para salvar el planeta y por consiguiente salvarnos como especie.

Conforme a esta conclusión, Pangea Lab se vinculó a la iniciativa creada por la WWF: “Generación 10”. Un proyecto que invita a la población joven de Latinoamérica a unirse para encontrar soluciones que conduzcan a la preservación de la vida y del planeta que habitamos. Por suerte, hoy encontramos qué, un gran porcentaje de la juventud, está interesada en aprender sobre consciencia y protección ambiental, en formar parte activa de comunidades en las que se co-crean planteamientos y acciones fundamentales para la resolución de crisis de diversos orígenes.

Y es maravilloso descubrir como estas nuevas generaciones se movilizan buscando impactar positivamente a través de la educación que deja la investigación, la comprensión, la acción y el testimonio. Este es el tipo de educación, que surge con mayor incidencia desde una manifestación autómata, desde la inquietud, desde la consciencia individual que despierta tras la observación de un hecho colectivo, de una crisis global. La institución en general, aún no ofrece programas fijos de sostenibilidad, quizá ofrece algunos temporales o lúdicos.

Los jóvenes se hacen escuchar, y tienen claro que no que no se haga y se ejecute dentro de los próximos 10 años con en fin de asegurar la conservación de nuestro planeta, con el fin de detener la perdida de la biodiversidad y el deterioro de la naturaleza, nos conducirá a una inevitable extinción.

La toma de decisiones, el consumo de información responsable, la gestión de proyectos puntuales de re-educación sobre hábitos de consumo insostenibles, harán sin duda alguna, la diferencia. Es la única forma de anticiparnos y tomar acciones frente al cambio climático y los factores que contribuyen a definirlo como la amenaza más peligrosa y real que afronta el planeta.

Ahora, hablemos de institución. Sabemos que el fin de esos organismos es la formación complementaria del individuo; complementaria por que en principio la formación proviene del hogar. Allí, en esos espacios académicos, en teoría, se espesan los valores, se pulen e identifican las habilidades y se dispone al individuo para la competencia.

Cada uno de nosotros, puede relatar con exactitud las asignaturas que recibió o recibe, ya que históricamente y generalmente, los cambios o adiciones son pocas.

Los focos, los objetivos siguen siendo los mismos, a pesar de la transformación inminente del mundo, del planeta, de las necesidades y las dinámicas.

Sabemos que lo que se enseña en aulas es elemental y una excelente base, pero, ¿qué de todo ello, nos sirve sustancialmente para el futuro? ¿para las emergencias y dificultades a las que de forma inevitable estaremos expuestos? ¿Cuáles de esas lecciones nos convierten en mejores seres humanos? ¿Qué de todo ello nos concientiza frente a la vida y la vulnerabilidad de la misma? ¿Qué de todo aquello nos invita a empatizarnos con los demás y con la sociedad de forma profunda?

Nos entrenan como individuos que deben alcanzar un éxito monetario a futuro, concebimos la educación como una herramienta para “salir adelante” desde el punto de vista económico. Es decir, desde muy temprana edad empezamos a definir el éxito a través de la adquisición. Nos conducen hacia una base mecánica académica, más no intelectual, mucho menos sensible. Nos diseñan, a pesar de coexistir en comunidad, a un tipo de desarrollo individual.

Pareciese, va por cuenta de nosotros y por una decisión muy íntima convertirnos en seres compasivos, en seres al servicio de los demás. Se hace poco énfasis en la exploración de recursos, que conducen al individuo a una formación verdaderamente integral.

Por tanto, la búsqueda sería según esta reflexión, ¿cómo complementar esas bases y convertir lo fundamental en trascendental?

¿Cómo integramos en los programas académicos una asignatura destinada para aprender sobre primeros auxilios y herramientas de supervivencia?

¿Cómo incluir alguna materia que nos invite y nos estructure hacia el emprendimiento partiendo de nuestros talentos?

¿Cómo enrutar al estudiante hacia la innovación? Innovación que se pudiese abordarse y comprenderse desde múltiples aspectos, como por ejemplo, desde: la tecnología, la sostenibilidad, desde el arte, las ciencias, la comunicación, etc.

¿Cómo podemos educar la capacidad creativa, afinar el desempeño artístico, ampliar la inquietud sobre el planteamiento de nuevas ideas, cómo aprovechar al máximo esa destreza y disposición al aprendizaje tan implícita en edades tempranas?

¿Cómo podemos generar una verdadera confianza en el individuo para lanzarse a la invención, a la elaboración de sueños tangibles? Hacia la materialización, hacia el reto?

¿Cómo podemos, también, sensibilizar consciente y coherentemente sobre la vulnerabilidad humana?

¿Cómo podemos dejar de fortalecer y de entrenar al individuo para elaborar esos discursos egocéntricos de si mismo, tan propios de una sociedad malsana a nivel competitivo?

¿Cómo podemos desestructurar el individualismo?

¿Como podemos enseñar, más allá del típico trabajo social, a: si somos beneficiados por el privilegio, activarnos con consciencia y bondad hacia los que no corrieron con la misma suerte?

¿Cómo podemos modificar la connotación de la acción:“competencia” por una mecánica más sana y humilde de exposición y desarrollo de talentos?

Y, no podemos dejar el bullying ausente en esta reflexión. El matoneo o el abuso sistemático es una conducta que puede tener origen desde dos vértices o escenarios. Uno de ellos, puede ser el niño que proviene de un hogar tóxico/violento que, anida tristeza, ira e impotencia, aprende y descarga sobre sus compañeros todos estos sentimientos no resueltos provenientes de diversas situaciones experimentadas en casa. O, puede ser el niño que han sublimado en su hogar, no se le han puesto limites, se le han subestimado, ignorado o premiado todo tipo de conductas, y dada esta condescendencia se siente con la licencia de intimidar a sus compañeros sin temer a ninguna consecuencia.

¿Cómo podemos entender, profundizar e identificar esta problemática con más acierto, perspicacia y responsabilidad?

Probablemente como padres o como individuos que fuimos parte del sistema y hoy testigos, nos asaltan muchas inquietudes sobre la estructura de la educación en si misma, nos preguntamos el por qué no se ha evolucionado mucho en términos de método, y aún estamos rebotando contra las 4 esquinas de antiguas estructuras de aprendizaje.

Hoy en día, sabemos que necesitamos complementar esos regímenes, necesitamos más antropología, más lecciones de sostenibilidad, más innovación, más ángulos de desarrollo individual y colectivo, más criterios de evaluación, más ramas para destacarse, necesitamos desarrollar más empatía y respeto por la diversidad y por el planeta, restarle atención a los protocolos y concentrarnos en la verdadera formación. Englobar y contener en la enseñanza, conceptos como: intelectualidad. No limitarnos a solo agudizar la inteligencia. Ampliar en la enseñanza los conceptos: bondad, compasión, humildad y agradecimiento. Y sobre todo, profundizar en el concepto y en el don que tenemos como seres humanos: La consciencia. De ella se derivan todos los efectos y acciones positivas que pueda desarrollar y aportar el ser humano.

La 1er. plataforma digital en latinoamérica que conecta a los jóvenes y les ofrece recursos para participar en el mejoramiento de su entorno natural.

Feliz día a todos y todas las madres

Por: Erika Llamosa

Madre… es una figura que facilita la vida, que la crea, la expande y la sostiene.  Madre…es uno de los seres casi fundamentales para la existencia. Es uno de los roles imprescindibles para el desarrollo y cuidado del ser, es básicamente y para cualquier especie, sinónimo de supervivencia, de sustento, de recurso, y de soporte.

Pero, exploremos el concepto “madre” y sus vértices, démosle valor a los múltiples orígenes, a los diversos escenarios desde dónde parte o desde dónde se puede dar dicho rol.

El concepto “madre” no es un concepto estático, la maternidad no se rige por características propias de formas o discursos tradicionales. Es un rol que no necesita muchas veces de biología o en muchos casos de situaciones idóneas, solo necesita surgir legítimamente desde el amor, desde el instinto, desde la decisión de asumirlo.

Ser madre no se reduce a un genero, a una correspondencia genética, a un lazo de consanguinidad, o a un parentesco. No responde a una lógica o a un orden establecido. Por tanto, y separándonos del escenario típico de la familia tradicional y de vínculo biológico, visibilicemos hoy: la adopción, la madre soltera por convicción o situación, la maternidad/paternidad en matrimonios de padres del mismo sexo, hablemos de papás solteros, de tíos, abuelos y otras extensiones familiares que asumieron la crianza de algún niño, por sobre todas las cosas: por amor.

La humanidad está en constante evolución sobre como percibe el mundo y lo que lo compone. En la actualidad y por fortuna el pensamiento ya no conserva formas estrechas cuando de hablar de diversidad se trata. Y es que la maternidad es un concepto que hoy cabe entre esa concepción de diversidad. La maternidad se manifiesta, se argumenta y se desarrolla , desde muchas ópticas, desde muchos ángulos. Y por lo general, no es un papel fácil, no es una misión sencilla, requiere de mucho esfuerzo y sacrificio, demanda y entrega, pero cuando se es madre, ese amor inmenso y entrañable por los hijos, moviliza. Así como también vulnera, principalmente ante el dolor.

Los hijos son el amor y el dolor más intenso que puede sentir un corazón.

Pangea Lab, con el apoyo de WWF y BIO Innova, y en su bitácora de creación de proyectos con componente social y holístico, construye una ruta de difusión de los mismos orientada hacia la solidaridad y la consciencia. En su exploración y recorrido por el Chocó, encontró un emprendimiento que tiene implícito en su relato, la resiliencia detrás de la maternidad. Las madres están dispuestas a agudizar y descubrir todas sus capacidades poniendo en marcha el desarrollo de sus ideas con el fin de sacar a sus hijos adelante, o con el fin de hacer aportes al planeta y a las comunidades.

Jabones “Las Mesmas” es un proyecto integrado por mujeres. Madres que fueron desplazadas de sus tierras junto con sus hijos, que han tenido que sobrevivir a la violencia, a quienes les han arrebatado a sus parejas, a sus familiares. Jabones “Las Mesmas” está diseñado para brindar oportunidades a estas mujeres y madres, para que, desde allí, desde ese chance se contribuya al desarrollo y a la paz.

Estos jabones están pensados para la conservación del planeta y su naturaleza, su proceso más allá de productivo es casi poético. Su creación consiste en reciclar aceite usado para mezclarlo finalmente con un extracto único de planta natural. Es una practica ancestral que conlleva al resultado de un producto biodegradable.  Estos jabones no solo emplean a estas madres que toda dificultad han vivido, sino que son útiles para toda la comunidad.

Este es, solo un caso de los millones que existen a nivel global, que llevan implícita esa resiliencia que necesita la maternidad. No importa cual sea el contexto o situación, una madre por sus hilos se eleva, se potencializa, se sobrepone a la dificultad, una madre encuentra el método y el camino por bienestar de sus hijos.

Pangea Lab se une a la celebración del día de la madre, felicitando a esta figura fundamental para la vida, independientemente de quién la encarne o represente. Felicitamos a la madre biológica, a la madre adoptiva, a la madre soltera, al padre soltero, al padre adoptivo, a las parejas y matrimonios del mismo sexo que han decidido valientemente y a través del amor adoptar y darle a un niño un hogar. Felicitamos a los familiares o allegados que deciden acoger a un niño que por diversas situaciones necesitaba un hogar. A toda forma y expresión de maternidad la aplaudimos, por que no hay una mejor forma de aportar a la humanidad que través de la crianza y construcción de buenos seres humanos, a pesar del sacrificio y esfuerzo inmenso que esa misión conlleva.

FELIZ DÍA A TODOS Y TODAS LAS MAMÁS!

 

 

 

LAS MESMAS: AMOR QUE TRANSFORMA

Un H2Ogar sobre el agua

Por: Erika LlamH2Osa Durán

Gabriel y Yaya nacieron y crecieron en “El azulado”, un pequeño pueblo en medio de ocH2O montañas majestuosas. Allí, en donde el sol brilla casi con la intensidad  de una H2Oguera y la lluvia suena tan melodiosa y conmovedora, casi como una obra de CH2Opin.

Cuando aún eran niños, en un día soleado y con mucha brisa, coincidieron. En medio de risas y desde ese momento, descubrieron mirando el H2Orizonte que, juntos podrían construir una historia. Pasaron los años y su amistad cada día era más fuerte y divertida. Siempre estaba repleta de hazañas por vivir y por contar. Después de la escuela, solían compartir un helado o un cH2Olado en la plaza del pueblo, caminaban y descubrían nuevos pasajes, disfrutaban del olor de las flores desH2Ojadas y el sonido de las H2Ojas secas sobre suelo que con sus pasos se quebraran; tan rápido se les pasaba el tiempo que compartían juntos, que hasta los búH2Os los sorprendían al caer la noche, y en ese momento era cuando Yaya y Gabriel sabían que era H2Ora de regresar a casa.

En una de aquellas tardes de aventuras, llegaron a un lugar donde nunca antes habían estado; un pequeño pero al parecer H2Oondo lago en medio de las ocH2O montañas , donde se filtraba el sol y resonaba el viento, entre los helecH2Os y los árboles.

Allí, no se sentía tanto movimiento, pero si una inmensa paz. Era un lugar, en el cual sobrevolaban H2Ordas de pájaros de colores vibrantes y cantos únicos, donde las flores se estremecían H2Olgadas en medio de delicadeza y al ritmo de la brisa. Un lugar con suelo firme, que les hizo soñar por un momento, que allí podría florecer una nueva versión de la vida. De sus vidas.

A ese lindo lugar, Gabriel y Yaya volverían cientos de veces, explorando cada centímetro de sus hectáreas, sintiéndolo y convirtiéndolo rápidamente en su lugar favorito, en un segundo H2Ogar, en quizá un futuro tecH2O, uno dispuesto y destinado para ellos.

Los animales que habitaban aquel espacio, empezaron a familiarizarse con sus constantes visitas, y solían acompañarlos durante sus largas caminatas.  Solo faltaba algo, un nombre para cada uno de ellos, y es así como los dos perros serían: Flaco y PacH2O, una vaca café con blanco sería: H2Olanda, un caballo color bronce sería: CH2Onto y una lorita tricolor sería: CH2Ontadura.

Poco a poco se hicieron grandes. Ya no eran estudiantes, aH2Ora trabajaban como H2Ormiguitas, aprendieron a vivir de la tierra sin aH2Orrar esfuerzos, como tradicionalmente lo hacían sus familias, sembraban para cosechar y recoger.

Vendían sus productos a los supermercados de “El azulado” y destinaban los fines de semana para visitar su lugar encantado.

Con el paso del tiempo, descubrieron que su gran amistad, era también la confirmación de un gran amor, el verdadero y el único, ese que dos niños soñadores construyeron a través del tiempo y aventuras. Y es así como, deciden conformar una familia, construir H2Ombro a H2Ombro su historia y su hogar desde los cimientos. Y como amaban ese mágico espacio que habían descubierto juntos, planearon como darle inicio a una vida sostenible allí, apoyándose en el conocimiento sobre la tierra y la naturaleza que tenían dadas sus tradiciones.

Empezaron por construir una lancha que los conectaría directamente con “El Azulado”, en ella atravesarían el pequeño y H2Ondo lago para llegar a tierra firme. Reunieron materiales, como madera tierra y corcH2O para cimentar su casa, una casita que estaría rodeada de agua y de todas las cualidades de ese hermoso lugar. Dispondrían de una gran huerta para alimentarse de las deliciosas H2Ortalizas que allí crecerían y también aprovecharían para venderlas . Sembrarían lechugas, zanaH2Orias, remolachas, alcacH2Ofas y mucH2Os más alimentos sanos y orgánicos.

Después de construida su casa, instalaron en su interior un H2Orno de leña para H2Ornear exquisitos HH2Ojaldres y bizcH2Ochos rellenos de fruta, construyeron un cH2Orro de agua natural sobre una roca que yacía al interior de su H2Ogar, fabricaron una pequeña chimenea en la cual prepararían la H2Oguera para hacer a diario un cH2Ocolate. Colgaron una hamaca para contemplar el H2Orizonte y los atardeceres. En conclusión, ¡eran inmensamente felices!

Pronto, Yaya estaría esperando su primer bebé, un niño al que llamarían: Joaquín. Este pequeño niño llegó para reafirmar la unión y nutrir el amor. Para habitar ese lugar, engrandeciendo aún más la magia en él.  Joaquín aprendería y disfrutaría cada experiencia vivida en ese lindo tecH2O sobre el agua y se convertiría en el mejor maestro de María Paz, su hermana que llegaría ocH2O años después.

Gabriel, Yaya, Joaquín, María Paz, sus productos agrícolas y sus animales hacían que aquel lugar ya fuese reconocido por todos los habitantes de “El Azulado”. Incluso por turistas, que curiosos y admirados escuchaban la linda historia de aquella gran familia que nació y floreció allí. En ese único lugar en el mundo, en un H2Ogar sobre el agua.

 

 

 

Festival El Dorado 2016

 Por primera vez participamos en el Festival El Dorado 2016 con muy buenos resultados en la categoría de Innovación para la paz, en la cual  ganamos mención por este grandioso trabajo.